el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

19.2.08

Capitulo III (Parte 2)

Artemis y Luna se encontraban dando un paseo por las afueras del pueblo. Lejos de todo compartían un momento de intima tranquilidad. El Sol los apremiaba con sus rayos. Caminaron hasta encontrar un refugio, dónde se acostaron a descansar. Luna notó que la cabeza del Tigre era un remolino de ideas, -¿Qué es lo que tanto te preocupa, Artemis? Se nota que no estás tranquilo.- El felino la miró conteniendo una sonrisa, eran un complemento: negro y blanco, oscuridad y luz, el yin y el yang. Ella siempre sabía cuando algo le pasaba, incluso cuando ni la Dama sospechara que estaba intranquilo. Miró hacia afuera de la caverna, estaban solos en medio de la nada.
-Me preocupa Esteban, pero no quería hablarte de esto ahora...- Luna lo miró con ternura, aunque solían llevarse de los pelos cuando tenían de discutir algo o tomar decisiones, no podían negar que ellos eran perfectos el uno para el otro. Habían nacido para estar juntos, y luchar y proteger. Artemis continuó.- Ha estado extraño últimamente. Al parecer no esta contento con nada, o está siempre alerta. Creo que el encuentro con Hemer le ha trastornado.- Luna lo escuchaba atentamente, ello era preocupante, si el guerrero se equivocaba por una pasión, muchos morirían. Siempre supieron que la amistad perdida de Esteban traería un problema, más al saber que los enemigos habían encontrado una válvula de escape al rencor de Hemer. Ahora debían de tomar una decisión. Alejarlo del campo de batalla sonaba precipitado o incluso absurdo, desde el punto de vista de Luna. -Con razón, tú siempre lo proteges. Pero ten en cuenta que ahora ellos saben un punto débil en nuestra formación, ¡No podemos dejar que ataquen donde más nos duela!.-
-Estás siendo apresurado, Artemis. Y no lo protejo. Esteban está en condiciones de luchar... Además las cosas se han calmado, el enemigo sufrió grandes pérdidas y necesita regenerarse. No tendremos problemas en ese ámbito por ahora. ¡No comiences a mirarme de esa manera! Por favor, entra en razones...- Luna se había parado y miraba al tigre recostado aún en el piso. -Creo que deberíamos considerar bien los hechos. Tú ya lo observaste. ¿Estás seguro que es por Hemer que se puso así?
-Cuando fue el ataque a la caverna, al verlo, Esteban se quedó sorprendido. Por ello salí a ayudarlo. Una vez dentro, Esteban comenzó a perseguirse, con que si era seguro el lugar y cosas por el estilo... -Luna permanecía en silencio, escuchando- Luego, en Dione. Miraba a la gente como con rencor... Aunque diría más que con impaciencia. Creí que en algún momento se pararía y gritaría a todos que miraran a las Lunas en el horizonte. No exagero, te lo juro Luna... Incluso en Saturno, mientras descansábamos, estuvo todo el tiempo inquieto, ¿No me digas que no lo notaste?
-Ahora que lo dices, tienes razón... Hubo días en que su rostro mostraba demasiada preocupación. Pero sigo sosteniendo que eres demasiado drástico si piensas por eso alejarlo del resto de los guerreros. Sabes a la perfección que si Esteban se encuentra así por su reencuentro con ese individuo, es su propia batalla personal, no lo trasladará a la guerra. Por algo Cielo lo eligió como guerrero y capitán de las tropas, Artemis. Ella debe de saber lo que hace.- Artemis se quedó meditando. -Quizás lo mejor sea hablar con él. Preguntarle directamente, y si se resiste, usaremos mi poder. Él no podrá evitarnos ni engañarnos. ¿Qué te parece?
-Está bien. Creo que es lo mejor que podemos hacer por ahora y ponernos de acuerdo al mismo tiempo. Hablaremos con él. Pero debemos ser conscientes de que intentará quitarle importancia al asunto, sin embargo, yo creo que esto puede ser grave si no tomamos precauciones. No me gustaría perder un guerrero como Esteban...
-Bueno. Lo haremos así. Regresemos al castillo, el paseo se alargó demasiado. Buscaremos a Esteban por la noche y hablaremos con él.- Los felinos emprendieron el regreso al castillo mientras en lo lejano del cielo, la Tierra rotaba lentamente.

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