el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

11.1.09

Capitulo V (Parte 4)

Luna comenzó a impacientarse. Se sentía preocupada, pero confiaba en que Cielo debía tener algún motivo para ausentarse. Sin embargo, no lograba convencer a Artemis de ello, y éste parecía más paranoico a cada segundo que transcurría.
-Iré a buscarla.- Dijo, finalmente. Artemis se quedó quieto al escuchar esas palabras y miró a Luna incrédulamente.
-¿Que irás a dónde, Luna?- La enorme Pantera negra comenzó a levantarse del suelo; lo miraba ya exhausta de la discusión, Artemis había logrado ponerle los nervios de punta. Dirigió su vista al horizonte por sobre la cruz del felino y repitió sus palabras.
-Iré a buscarla... Iré a buscar a Cielo. Yo conozco tanto como ella todos los caminos que conectan el Sagrado palacio de Destino con nuestro Templo. Si algo le ha pasado en el camino, lo averiguaré. No me quedaré aquí a escuchar tus preocupaciones, Artemis.- El Tigre albino la observaba, su voz se había perdido en algún rincón de su cuerpo al sentir la frialdad y dureza con la que Luna le había hablado. Conocía a Luna desde hacía ya demasiado tiempo como para darse cuenta de que ella estaba hablando en serio. Y ahora se sintió un estúpido por haberla instado tanto con el tema. A pesar de todo, él también conocía a Cielo y sus extrañas decisiones. Cuando se dio cuenta, Luna había comenzado a caminar de vuelta al castillo. Corrió hacia ella y se interpuso en su camino para detenerla.
-Luna, perdóname. No quise actuar como un insensato...- Artemis no encontraba las palabras para expresarse. Simplemente lamentaba haber empujado a Luna a tomar esa decisión. Sus ojos celestes se encontraban en las pupilas verticales de la Pantera. Sin embargo, no logró penetrar los pensamientos de ella. Luna se había decidido a actuar. -Luna, yo iré contigo. No te dejaré sola. Si algo, por algún motivo extraño del universo le ha pasado a Cielo, no puedo permitir que te enfrentes a ello tu sola.
-¿Venir conmigo? ¿Acaso estás loco?- Luna suspiró- Artemis, sé muy bien cuidarme sola. Y además, no podemos dejar aquí solos a Nojami, a Jakiru y al resto. Yo iré en busca de Cielo. Tomaré el camino directo a Destino y de allí comenzaré su búsqueda. Confío en mi olfato, si algo anormal ha ocurrido, lo sabré. No soy tonta, sé a qué puedo enfrentarme y a qué no. Si algo llega a salir mal, haré lo posible por volver y ahí recién nos preocuparemos. Mientras, toma esto como una prevención. Si Cielo llega a volver sin mí, sabes cómo decírmelo. Ahora es mejor que volvamos al Castillo, cuidemos que esté todo en orden y veamos si hay novedades. Mañana temprano partiré.