el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

9.8.07

Capitulo I (Parte 2)

-No están lejos, siento sus presencias a no más de un día de distancia. El guerrero iba apurado, seguramente también se dio cuenta de que nosotros le seguíamos la pista... ¿Qué hacemos nuestro señor?- El cazador miraba hacia las colinas ya no tan distantes como el día anterior. Su olfato estaba alerta, y su mirada buscaba pistas en el suelo. Parecían hombres, furiosos, predadores, ansiosos de salir a la carrera por una nueva presa. Eran los cazadores de Camil. Tenían la capacidad de seguir el rastro de una presa por kilómetros, y eran inmunes a los conjuros simples de evasión. Los cuatro viajeros no tenían tiempo para conjurar un escudo lo suficientemente poderoso que los protegiera en el viaje, no tenían otra opción que correr, y ser más rápidos que los perseguidores; el peligro no estaba en que los encontraran, a esas alturas ya sabrían a donde se dirigían, y existia un único camino. Esteban se había asegurado de recolectar agua de luna llena para calmar la fatiga de los caballos, y poder llegar lo más rápido posible a la caverna del Sol. Los estaría esperando Artemis, protector de las laderas de la sagrada colina, una vez allí podrían cruzar el portal y reunirse con la dama de la Luna.
-Deben adelantarse cazadores, no pueden escapar. ¿Has entendido Josua? Si consiguen reunirse con Cielo, lo pagarás con tu vida.- La mirada del Señor atemorizó a los cazadores, su capa oscura sólo dejaba entrever sus manos, y sus ojos brillaban de furia. El terror se adelantaba a cada paso suyo, la maldad era perceptible en el aire. El séptimo hermano de la luna nueva, aquel que tenía los poderes oscuros de la Tierra. Él había sido elegido por Mefisto, uno de los siete demonios, para llevar acabo esa misión, y estaba dispuesto a todo con tal de servir a su amo.