el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

10.10.14

Capitulo VIII (Parte 2)

-¿Qué haremos ahora?- El silencio reinó en la estancia. Afuera un viento hacía susurrar las ramas de los árboles.
-No hay nada que hacer, Esteban. Debemos proteger a Jakiru como dé lugar, no podemos ahora encarar una batalla que ponga en peligro su vida. Si nos dedicamos a pelear, todos correremos riesgo, porque habilitaremos la batalla en cada rincón del universo. Hasta ahora hemos contenido varias células con la amenaza de...
-¿¡Qué amenaza!? Somos lo suficientemente fuertes para...
-¿¡FUERTES!? Acaban de arrasar la luna terrestre frente a nuestras narices, ¡Nojami e Ismael murieron! ¿¡y me díces que somos fuertes!? Esteban, estamos fraccionados, hay cientos de heridos todos los días en distintas partes del universo. Necesitamos recuperar fuerzas y establecer una estrategia clara antes de seguir luchando, sino todo lo que habremos hecho será en vano...- Luna miró fijamente al guerrero. A Esteban no le gustaba dar el brazo a torcer, pero debió reconocer que la pantera negra tenía razón.- Ahora nuestra máxima prioridad es que Jakiru esté segura y a salvo, debe alcanzar la edad suficiente para comenzar a entrenar, entonces, la balanza volverá a equilibrarse.
-¿Y qué tiene pensado Cielo con esto, Luna?...
-Cielo aún no ha tomado una determinación.- Ambos miraron a Artemis que acababa de entrar a la habitación iluminada por el fuego de la chimenea, el tigre blanco continuó:- Aún no sabemos qué sitio sería el más seguro, como comprobamos hoy, el enemigo ha infiltrado espías sin que nos diéramos cuenta. Quizás hoy en día, el lugar más seguro no sea, quizás, el primero que nos surja en la mente...
-¿A qué te refieres, Artemis?- El guerrero no entendía a donde quería llegar el felino blanco, pero antes de continuar, otra voz irrumpió en la estancia...
-A que, probablemente, necesitemos ocultar a Jakiru en un lugar donde no sepan siquiera que existimos, un lugar donde nadie considere que una pequeña guerrera kahina sería oculta... Un lugar que muchos considerarían primitivo, inclusive...
-Cielo, ¿no estarás pensando en...?
-Si, mi querida Luna. Lo he meditado y he llegado a la conclusión que Jakiru deberá permanecer oculta en la Tierra. Es el único sitio en que podremos entrenarla sin que nadie lo sepa.
La habitación quedó en silencio, mientras el aire vibraba al son de las chispas del fuego.

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