el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

30.12.06

30.12

- Dale, despierta... se hace tarde! - la voz lo regañaba dulce pero decididamente. El abrió los ojos y se los fregó con las manos para quitarse los restos de sueño. "Deben ser más del mediatarde, o estar nublado" susurró para sí mismo al ver el cielo oscurecido, y la voz que aún no reconocía le respondió - Pues, te equivocas en ambas cosas, ni son más de la mediatarde, ni está nublado. Si vieras para abajo, sabrías que aun es de noche. - Eso lo sobresaltó de una manera inimaginable. Y se dio cuenta que estaba recostado sobre el aire. Así fue que intento ponerse de pie, aunque el piso nunca tocó. Ahora veía la voz, era una niña, una niña con la ropa sucia de gris.
- Disculpa, pero... se hace tarde para qué?- fue lo único que acertó a decir. Desde abajo se escuchaban sirenas y gritos, a pesar de estar tan alto como pudo llegar a calcular. La niña lo miró con una expresión atónita, "acaso no se ha dado cuenta de lo que pasó?" pensaba ella...
- Pero, acaso no sabes que ahora tenemos que irnos?- Lo decía con un tono dando a entender que su pregunta era un poco estúpida en ese momento. - No sabes que ha pasado abajo? - y la niña lo miró deseando que se diera cuenta de todo. Él no entendía nada... La miró desconcertado y poco a poco recordó. En su mente sintió calor, y en su nariz aún perduraba el olor a humo. Por último en sus oídos resonaron los gritos... Y el calor, mucho calor... quizás por ser verano... pero no, no era el mismo calor... era intenso, encerrado, mortal. Entonces recordó. La música sonando, la gente, los jóvenes saltando... Y luego, todo era humo... - Lo recordaste, verdad? - La niña ahora tenía una expresión triste, pareciera que ella no deseaba recordarlo, pero era inevitable. En realidad todo pasó, estaba pasando.
- Pero... pero, que haces tú aquí... conmigo? Por qué?- y sus ojos se llenaron de lágrimas. Él no entendía nada, y la niña lo miró con compasión. Entendía su dolor, ya que era el mismo que ella sentía, pero su mamá siempre le había dicho que en los peores momentos ella debía demostrar que era fuerte, y ese era el peor momento.
- Yo estoy aquí porque estaba cerca tuyo allá - y señaló hacia abajo, donde las sirenas seguía sonando - yo... yo no encontraba a mi hermana, todo estaba demasiado oscuro... y te vi, te caíste y muchos asustados salieron corriendo sobre vos incluso, así que trate de despertarte, pero no podía... y después... después todo se volvió nublado para mí, y cerré los ojos... y desperté aquí... me asusté también al no ver el suelo - y una risita se le escapó al recordar la cara que su compañero había puesto hacía uno pocos minutos al no encontrar el piso a sus pies. - pero al instante recordé, y vi para los costados y aquí estabas... y bueno, traté de despertarte.- en sus ojos asomaban las lágrimas que muy bien trataba de disimular. Él la miró... y nuevamente le preguntó hacia donde decía ella que tenían que ir. -Pues no lo sé realmente, sólo sé que muchos como nosotros fueron hacia allá - y señaló la Luna - supongo que también nosotros debemos, pues, somos como ellos... Y seca tus lágrimas, mi mamá siempre me dice que hay que ser fuerte... y bueno, tenemos que ser fuertes.. o no?.-
Simplemente se quedó sin palabras, sorprendido por la niña. - cuantos años tienes? - le preguntó, a lo cual la niña le respondió con una sonrisa
- tengo 11 años, y ya pasé a 7mo. grado. Me llamo María. - agregó con una sonrisa.
-Juanjo. - nuevamente sin palabras se quedó observándola. Aunque no la conocía le tenía cariño. Una pequeña tan dulce que tuviera este triste final le parecía injusto. María le extendió la mano y le dijo
- Vamos? se hace tarde... Deben estar esperándonos. -
- Sí, vamos Mary... Se hace tarde. - Juanjo miró por última vez hacia abajo y juntos desaparecieron en el cielo.

1 comentario:

Jaki CS dijo...

Justicia por nuestros ángeles caidos...

3 años, siempre el mismo dolor...
Fuegos de artificio