el Viento y el Dragón


El dragón se elevó imponente sobre las nubes. Se detuvo un instante y lanzó un gruñido que estremeció las montañas kilómetros a sus pies. Ese alarido atrajo a la Dama del Viento: “¿por qué gritas de esa manera?”, le preguntó, a lo cual el Dragón blanco respondió: “Porque soy el Dragón más poderoso, dueño de los cielos... Y nadie puede impedirme que haga lo que se me plazca”. Y así nuevamente lanzó por sus fauces un fuerte sonido desafiando a la bella Dama. Ella, entre la lástima y la compasión que le inspiraba aquella criatura, tomó una decisión, le dijo: “Lamento hacerte esto, pero he de darte una lección” y detuvo la brisa que sostenía al inmenso Dragón, que cayó velozmente a la tierra, batiendo sus alas furiosamente sin que éstas le sirvieran de nada... El viento le había dado la espalda.

el Viento y el Dragón

7.11.11

El llanto de las rocas

Como las rocas pierden su dureza frente al agua y al frío, mi corazón se ablanda al recordar el calor de tu abrazo, la fortaleza de tu mirada y el dulzor de tus palabras.
No te conocí todo lo que hubiese querido, no aprendí todo lo que necesitaba para poder ser fuerte como vos. No llegué a guardar en mi memoria más que tu aroma fresco y protector.
Y es en momentos como los de hoy, que me siento tan perdida en este laberinto sin retorno... Porque no aprendí a tener tu sentido de la orientación, tu valentía para afrontar lo desconocido, me quedo quieta, frágil, triste al recordar todo lo que no pude apreciar.
Y necesito decirte que te extraño, que te necesito, madre.

Jakiru.-

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